Contaban nuestros abuelos que las cigüeñas eran emigrantes como ellos, marchaban a África en invierno y volvían por primavera. Entonces muy listas ellas encontraron unos habitáculos muy altos que eran muy seguros y más calentitos que sus anteriores moradas. Unas a otras se fueron avisando
Descubrieron también que junto a sus nuevas casas habitaban unos seres, muy despilfarradores que abandonaban comida por todas partes. Pensaron entre todas las cigüeñas que era una tontería eso de la emigración cuando había tanta comida y nadie las molestaba
Una cigüeña, que vino de Alcalá, comentó que estos seres vivos llamados hombres y mujeres creían que donde ellas vivían nacían muchos niños y pensaron que este era el motivo del buen trato que recibían. Las cigüeñas estaban tan contentas que se pasaban todas las noches crotoreando, haciendo un ruido tan enorme con sus picos, que nadie podía dormir. No se sabe porqué motivo, esto provocó que cada vez nacieran más niños.
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